UNA MIRADA AL MONUMENTO DE LA LIBERTAD
by Trujillanos in Narraciones, Trujillo 1
Allá por los años 1820, en Perú, unos indios hartos de la opresión, resentidos por la humillación de los extranjeros españoles despertaron de aquel prolongado estado de coma, e hicieron esfuerzos descomunales para deshacerse de las pesadas cadenas que les oprimía. Nació la idea de libertad. En diciembre de 1820, desde el lejano norte liberteño se aproximaba una energía abrasadora de un incipiente verano y junto con ella un pujante espíritu fresco de libertad.El 29 de diciembre de ese mismo año, desde las entrañas de la majestuosa plaza de armas de Trujillo, se escuchó un grito intenso que removió los cimientos de nuestra patria: ¡Viva nuestra independencia! ¡Viva la libertad! ¡Viva! Se independizó la primera ciudad del Perú: Trujillo. Cien años después de este magno acontecimiento las autoridades liberteñas deciden homenajear a los fundadores de la independencia. A este evento fue invitado el escultor Alemán Edmundo Moeller, a participar del concurso internacional para la creación de un monumento, Evento del que salió airoso gracias a sus virtuosas manos que simbolizaron mejor la significación del suceso. Las palmeras frondosas de la plaza de armas y las casonas coloniales de en derredor fueron testigos históricos, y los únicos que nos pueden contar en detalle, no sólo del proceso de construcción, sino también de la inauguración del Monumento de la Libertad (04 de julio, 1929). El padrino de honor fue el entonces presidente Augusto B. Leguía. Este monumento ubicado en el corazón de la plaza de armas de Trujillo tiene un gran basamento con escalinatas a un segundo plano, donde se ubican las alegorías como: el ARTE, representado por una bella mujer, en cuya mano diestra sostiene abundante fruta y en la otra, joyas brillantes. La CIENCIA, simbolizado por un anciano sentado con una expresión meditabunda, tiene, además, sosteniendo entre sus piernas a un niño y lleva sujeto un libro, le trasmite sus experiencias cotidianas. El COMERCIO, refleja a un hombre sentado con el brazo izquierdo levantado a la altura del hombro. La AGRICULTURA traducido por un hombre de aspecto campesino en cuyos brazos sostiene una gavilla de trigo, un carnero y un niño a su costado izquierdo. En el plano siguiente se puede apreciar a un pedestal triangular. Hay tres admirables estatuas que simbolizan: la OPRESIÓN, hombre sentado cogiéndose la cabeza y orientado hacia la calle Almagro. La ACCIÓN, un cansado hombre inclinado hacia adelante con los brazos hacia atrás, trata de liberarse de las pesadas cadenas que lo tienen atado. La LIBERACIÓN, un fornido hombre que tiene los brazos en alto haciendo fuerza, expresión de poder y vigor, siendo ésta una muestra final de libertad. En el último plano se percibe a una maravillosa geometría tallada en forma de diamante. En la parte superior sostiene al mundo y sobre éste apreciamos a un niño de cuerpo perfecto, lleva puesto una capa delgada sobre los hombros; parece ser movida por los vientos otoñales. Además lleva sujeto con la mano derecha bien en alto la antorcha de la libertad. Ilumina desde su lugar a los pueblos de la América oprimida. Hoy el monumento tiene 74 años, ni la edad ni las arrugas impiden que nosotros nos deleitemos de la máxima expresión barroca trujillana. |
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