RECUERDOS DE VARGUITAS

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Carlos Ney Barrionuevo Córdova conoció a Mario Vargas Llosa cuando ambos eran jóvenes periodistas. La vida los ha llevado por caminos distintos, pero este veterano cronista policial sigue los éxitos del escritor, sin olvidar que él condujo sus pininos de reportero.


Para muchos periodistas Carlos Ney Barrionuevo no solo es un colega, también es un maestro. Cincuenta años en las lides periodísticas lo han convertido en una enciclopedia o quizá un anecdotario de la profesión. Amante de la poesía y la narrativa, él mismo es ya un personaje de las letras nacionales. Mario Vargas Llosa, su compañero de correrías juveniles en el diario "La Crónica", lo incluyó como una de sus amistades fundamentales en "El pez en el agua": "Carlos Ney Barrionuevo fue mi director literario (...) Hablar de libros, de autores, de poesía, con Carlitos Ney, en los cuchitriles inmundos del centro de Lima, o en los bulliciosos y promiscuos burdeles, era exaltante. Porque Carlos era sensible e inteligente y tenía un amor desmesurado a la literatura, la que, por cierto, debía representar para él algo más profundo y central que ese periodismo al que consagraría toda su vida". En esta entrevista, el sabueso de antiguas crónicas rojas recuerda la época en que forjó su amistad con el joven Vargas Llosa, allá por el año 1952.

¿En qué época ejerciste el periodismo policial?
Cuando salió "Expreso", en el año 1962. Pero yo me había iniciado como periodista el año 51 en "La Crónica". Allí laboraba en la sección de locales y participaba en algunas ediciones especiales. Después pasé a la Dirección de Información de Palacio de Gobierno.

¿Quién era el presidente de la República cuando empiezas a trabajar en Palacio?
Manuel Prado. Pero cuando se fundó "Expreso" me llamaron para que trabajara en ese nuevo diario. Me dijeron que estaban buscando periodistas con diez años de experiencia o novatos para formarlos. Me pareció una aventura, pero me la jugué. Hablé con el doctor Encinas, el director, y este me dijo que me hiciera cargo de la sección policial porque quería cambiar "esas porquerías" que se estaban escribiendo en otros diarios. "Queremos hacer algo diferente", me recalcó.

¿Qué tan diferente?
Es que los abanderados en ese campo, el periodismo policial, eran "La Crónica" y "Última Hora". En "Expreso" querían hacer un periodismo serio, objetivo y no como el que hacían esos diarios que daban puras noticias sobre "polillas".
Pero no cabe duda de que eso vendía y ahora también vende.Sí, pero no era serio. Un día "Última Hora" 'mató' a Vides Mosquera (jugador del Club Deportivo Municipal). Sacó en su primera página: "Matan a Vides Mosquera en Colombia". Y claro, no era verdad.

¿Qué había pasado entonces?
Sus periodistas se dejaron llevar por rumores. Así se ejercía el periodismo policial en esos medios.

¿Y en "La Crónica" qué hacías?
Laboraba en locales, pero también incursioné en policiales cuando se presentaban grandes casos. En esas ocasiones me mandaban como ayudante. Cuando ocurrían esos grandes hechos noticiosos, todos entrábamos a tallar, desde el jefe de redacción hasta el último 'pinche'. Terminábamos haciendo una edición de choque.

¿Qué casos grandes recuerdas?
La muerte del 'Monstruo de Armendáriz', condenado por matar a un niño en Barranco. Yo ayudé cubriendo exteriores.

¿Quiénes eran los periodistas principales?
El 'Gato' Juan Marcoz Martínez, Luis Becerra --el 'Becerrita' de "Conversación en La Catedral"--. También Paco Denegri, quien era un actor de radioteatro, etc.

¿Allí conociste a Vargas Llosa?
Lo conocí el año 1952, cuando "La Crónica" estaba en la calle Pando, en el jirón Carabaya, cerca de la Plaza San Martín. Yo tenía 24 años. Me había alejado del diario varios meses por una operación al apéndice. Cuando regresé, en febrero del 52, encontré a un joven en locales. Era un chiquillo. "La Prensa" había revolucionado el periodismo, tenía gente joven. Cuando murió un periodista viejo en "La Crónica", especialista en caballos de paso, dijeron que en lugar de un veterano querían llamar a dos jóvenes. Así entramos Milton Von Hess y yo. Meses después entró Mario. Él tenía 15 años y no había terminado la secundaria en el Leoncio Prado.

¿Y cómo entró al periodismo?
Su papá lo recomendó ante el director de "La Crónica". Recuerdo que pronto nos hicimos amigos, Milton, yo, el 'Gato' y otros periodistas de policiales. Nos enfrascábamos en largas conversaciones nocturnas. Terminábamos a las doce de la noche y, como ya no había cine, lo único que nos quedaba era ir a las cantinas.

¿Fue así como el joven Mario se inició en la bohemia, con ustedes?
Así es. Un día llegó al diario su papá, que era gerente de la International News Services (una agencia de noticias que después se convirtió en la famosa UPI). Pidió hablar con el jefe de redacción, a quien le comentó, muy preocupado, que su hijo llegaba todos los días a las cinco de la mañana y que, para justificarse, le aseguraba que hacía guardia, que había estado trabajando, etc. El jefe le dijo: "No es así. Su hijo termina a las nueve de la noche, máximo a las diez. Lo que pasa es que se junta con todos esos muchachos, periodistas mayores, más cuajados y curtidos y se van a jaranear".

¿Tú y el 'Gato' Marcoz resultaron ser sus maestros de bohemia?
Es que no solo se reunía conmigo y con Marcoz. También con Milton y con los colegas de "Última Hora" que venían a "La Crónica" para conversar sobre diversos temas y, claro está, de las noticias del día.

¿Y después a dónde se iban a jaranear?
A veces a los burdeles y a veces a las cantinas. Una de ellas era la famosa La Catedral, que Mario inmortalizó en su novela.
Y el joven Mario pagaba el noviciado de muy buena gana.Mira, te voy a contar una situación. Nos íbamos a Huatica y, como Mario era un chiquillo, lo botamos. Pero él insistió y se metió en el carro con nosotros. "Yo también quiero ir", dijo y, bueno, nos fuimos todos. Después de ello, su papá lo sacó del periódico y lo mandó a Piura.

¿Ya no regresó al periódico?
Es que su papá estaba muy preocupado porque todos los días llegaba de madrugada a su casa. Cuando su padre conversó con el jefe de redacción, este le preguntó qué edad tenía Mario. El padre le respondió que 15. "Entonces sáquelo de aquí y hágalo estudiar, de lo contrario va a terminar como estos (se refería despectivamente a los periodistas bohemios de "La Crónica")".

¿Y durante esos tres meses cuántas noches bohemias se mandaron con el joven Mario? Un montón. Casi todos los días tomábamos. A partir de las nueve y media de la noche, en la redacción hacíamos colecta para comprar pisco y de allí, ya un poco picados, nos perdíamos. Mario era tranquilo, no era compulsivo y, al igual que nosotros, tomaba bien. A pesar de sus quince años no se comportaba como un novato, era muy observador. Pero fíjate cómo es la vida: de aquí se lo llevan a Piura y, estando en esa ciudad, un tío lo lleva al burdel La Casa Verde. De allí nace su famosa novela "La Casa Verde".

¿Después te has vuelto a encontrar con él?
Sí, en la época de Morales Bermúdez, nos volvimos a encontrar.

¿Él te llamó o tú lo buscaste?
Me llamó y nos juntamos con Félix 'Pollo' Dávila, el fotógrafo. Estuvimos conversando de literatura, novelas o de nuestras vidas. Éramos amigos y estuvimos recordando algunos pasajes de nuestra relación. Después ya nunca más lo he visto.

Él te menciona en "Conversación en La Catedral". En realidad, parece que te tiene un gran afecto.
Mira, los personajes que allí aparecen son 'Carlitos' (Carlos Ney), 'El gato' (Juan Marcoz), 'Becerrita' (Luis Becerra) y 'Milton' (Milton Von Hess)... Algunos periodistas han tergiversado ciertos hechos como ocurrió una vez en una revista que, felizmente, pocos leían. Recuerdo que La Catedral era una cantina que estaba en el puente del Ejército. Le decían así porque tenía una puerta grande, muy grande como de una iglesia. Estaba cerca de la imprenta Perú Helvética de "La Prensa". Era un huarique donde nos reuníamos los periodistas y, con nosotros, el adolescente Mario Vargas Llosa. Hablábamos de literatura, filosofía, poesía.

Pero supongo que esos eran los temas de Vargas Llosa y más bien ustedes trataban de llevarlo hacia temas más mundanos...
No. Lo que pasa que en esa época los periodistas eran muy cultos y alternaban con intelectuales y artistas. Conmigo conversaba mucho porque a mí me gustaba la literatura y también hacía poesía. Yo me inicié como poeta en "La Crónica".

¿Y lo que Vargas Llosa narra en su novela respecto a ustedes era verdad o le aumentó algo para inflar la noticia?
Era verdad. Por ejemplo, allí narra que 'Becerrita' andaba con una pistola y, efectivamente, así era. Lo que pasa es que Becerra era jefe de Policiales y siempre llevaba una pistola escondida. Se creía policía, tanto así que hasta se ponía un sombrero tipo detective y caminaba moviendo los hombros, todo matonesco. ENTREVISTA TOMADA DEL SUPLEMENTO DOMINICAL DE "EL COMERCIO"

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